1. |
Primeros Síntomas
04:14
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Años, en el desierto, siguiendo a los que saben.
Ves cruces y ves muertos que quedan donde caen.
Lo que habrás de hacer es procurarte algo de sombra.
Estés donde estés, no olvides probar la pólvora.
Ir a Der Zor no es peregrinar a Tierra Santa.
Es tan alta la fiebre que no pensás más que en llegar
(caés en la trampa)
Lo que habrás de hacer es procurarte algo de sombra.
Si llegás en pié, no olvides probar la pólvora.
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2. |
Bardito
03:27
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Bardito es una belleza; un disparo sin igual.
Le dio, la naturaleza, la dudosa virtud de convulsionar.
Ella pide la palabra y la banda entra a enloquecer:
sabe que esto no puede terminar bien.
Adoptó a la marihuana como toda religión.
Es, para ella, más humana, menos genocida y huele mejor.
Le confió a su chico un juego en el que su virginidad
esta noche es un tirano a derrocar.
En cualquier cena y sobre cualquier tema
y, aunque ella no quiera tirar petardos,
es fija que no habrá distancia
entre su opinión y el primer bardo.
Es probable que nadie responda
o no le pongan onda al interpretar.
O que, su sola intervención, no requiera más que contestar
“¡sáquenla de acá!”
¿Dónde irán a dar sus besos? musita del descontrol.
Con su cuelgue y sus excesos
ella es, para mi, una inspiración.
Sin publicidad, sin dinero ni hogar
sin contrato para grabar
si no salgo hoy ¿quién me va a escuchar cantar?
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3. |
Gueto Rock
03:29
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Se detiene la caravana a las puertas de Cades Barnea.
Han resuelto, en un arranque profano,
desoír a la voz que en el cielo impera.
El desierto les planta espejismos
y los cega con tormentas de arena.
Pasan años caminando y, cuando quieren acordar,
están en el mismo lugar.
Amparados por el desierto, campeonando sin transpirar,
por los próximos cuerpos muertos
pelean el hambre y la enfermedad.
Los trofeos son esos brazos asalariados del capital
que, afiebrados a latigazos, comen del suelo sin protestar.
Risas en el reino; reyes sin piedad.
Nacieron monarcas y monarcas morirán.
Ellos son el mal, son a quién apuntar primero.
Una secta criminal, una fauna de colas y cuernos.
Monjes negros: Jesucristo y Satanás.
Conjurados, los saduceos se disponen a carroñar:
senadores, jueces y CEOs en aquelarre providencial.
Unos promueven el saqueo, otros le dan marco legal
y los otros crean un contexto y le dan pretexto y publicidad.
Estos mismos fenicios que gobiernan hoy
son los que, matando a Cristo, dieron muerte al hijo de un Dios.
Ellos son el mal, son a quién apuntar primero.
Una secta criminal, una fauna de colas y cuernos.
Monjes negros: Jesucristo y Satanás.
¿Qué poderes determinan quién es más y quién es menos?
¿Quién te hizo creer que riman libertad y esclavitud?
Mala suerte la tuya, esclavo, que has nacido de ese lado.
“Son las leyes del mercado” “son las cosas como están”
“El mundo es así; yo no lo puedo cambiar”
“Yo sólo trabajo acá”
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4. |
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No es fácil cerrar un ciclo, ponerle fin a una historia.
Para eso hay que tener suerte; hay que ser fuerte y tener memoria.
Él te propuso un destino y, enamorada, aceptaste.
Cuando quisiste ver, la cosa tomó un camino que no imaginaste.
Mirá si ibas a pensar que ibas a tenerte que acostumbrar
a todo tener miedo: miedo de callarte, miedo de hablar.
Alguien abrió la puerta y el Diablo metió la cola.
Fue verlo y caer en la cuenta de que estabas sola.
Después, él, te maquillaba; te quería como una muñeca.
Te ponía linda como una flor y vos, por dentro, estabas reseca.
Te tapaba los poros pa´que el color se viera parejo.
Un día te despertaste y no te gustó lo que viste en el espejo.
Y te hizo sentir culpable de haber forzado la situación
y era el miedo el que te entregaba, muda, a las garras de ese varón
que te hablaba tan feo, que se ponía tan loco.
Que pudiste escapar y que, eso, no es poco.
Que se apague el mundo, que se prenda el cielo.
Que nos junte el viento y que nos encontremos.
En esta tierra ingrata, llena de culpables
hay tantos sueños rotos como hay miserables.
Y, a veces, la esperanza es una llama
que prende despacito y que, despacito, se apaga.
Un amor es un encanto pero hay que saber cuándo abandonar el barco.
Un día dejaste danza y, a la pileta, no fuiste más.
Tenías marcas en la panza; la gente empezaba a preguntar.
No fuiste más al gimnasio, dejaste la secundaria.
De ahí a no salir de casa no hubo más noches que dos biabas largas.
De un lado, quedó la gente –que cree que no se debe meter-
Del otro, un imbécil que pensó que, a los golpes, se haría querer.
Vos, paradita en el medio … la peor noche de tu vida.
Zapatos en mano, en puntas de pié, tratando de escapar del infierno
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5. |
La Voz del Leviatán
04:21
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Obreros, intelectuales, sindicalistas y estudiantes.
Gente con furia en las venas
que juega fuerte y que apuesta sangre.
Que, cuando asoman cabeza,
hay un monstruo que los mata o los compra.
Y mueren por ideales que a todos sirven y a nadie importan.
Avanzan los pretorianos con su cruzada social de higiene
que hace, de los postergados, los enfermitos que nadie quiere.
Rehenes de la miseria a los que, si no los mata el hambre,
los mata la policía o los matan los narcotraficantes.
Pero a nadie le importa
“Padre nuestro que estás en el cielo …” que nos tapa el agua …
prendenos una vela, rezá por tus fieles
que, abajo, hay una guerra que no se detiene.
Y que no se va a detener: la TV llama a la batalla final
(ya se la puede escuchar)
Es la voz del Leviatán
Los matan en el Obelisco y los coches siguen de largo;
les preocupa que es hora pico y que van a llegar tarde al trabajo.
Se pone en verde el semáforo y le sacan chispas a la carretera:
con no mirar al costado y cruzar la esquina terminó el problema.
Confían en que el Estado se va a encargar
de “solucionar la mugre que hay en las calles”
y no va a hacer falta disimular.
Con asepsia criminal, decretando cárcel y vigilantes
creen “solucionar” un tema que no están viendo y que tienen delante
Pero a nadie le importa
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6. |
Paloma
05:56
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Un viejo, en una reposera, escucha radio en la vereda.
Casillas de colores, canteros con malvones;
otro pueblo de puerto más.
Me gustaba ir a visitarla; muchacha diáfana y trivial.
Destello en la mirada, olor a tierra mojada;
un despuntar de tempestad.
Y presentir la situación: el miedo a la desolación.
Eso que, a veces, me contabas.
Un nuevo sol te despertó
y un viento leve te alcanzó para desplegar las alas.
Paloma: un vínculo irreal.
Paloma: esa costumbre de estar mal.
Crecer era esta cosa de ir a ningún lugar.
La vida de casada no era como pensabas,
tanto habías esperado y tanto habías dejado atrás
creyendo que el futuro resuelve con sólo llegar.
Nos descubrimos debatidos entre el hastío y la humedad.
Y, entonces, las heridas que estaban escondidas
se empezaron a hacer notar.
Quiero que sepas que traté de mejorar
y me cansé de escuchar tus amenazas.
Ya no voy a besar tus pies, no te voy a escuchar toser
ni voy a verte volver a casa.
Paloma ¿ahora me querés culpar?
¿Que no sé qué es amar?
Amar era cuidarte, ponerte vertical.
Amar era esperarte … era siempre esperar.
Era esperar tu entrada, ver que no llegabas.
Era salir a buscarte, era encontrarte destrozada
y quitarte las tijeras para que no te cortes las venas.
Paloma …
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7. |
Un Año con Mesalina
03:53
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Es todo tan hermoso … voy a volver a verla.
No tardé en reconocerla: una mujer como ella
seguro no es fácil de hallar ni fácil es poder olvidar.
Es todo tan hermoso …
todo es tan peligroso que me excita de sólo pensar.
Era una pendeja deliciosa; era tan bruta y tan hermosa …
una belleza peligrosa imposible de abarcar.
Que, aunque traté de hacerme el gil,
me partió al diome: era un misil.
No hubo manera de evitar enamorarme hasta el final.
Y, ahora, esta con un paquete …
que le enseña a pensar cómo vestirse y cómo hablar “normal”
Fue un año de carne y hueso;
de sexo, rocanrol y Bar Mitzvá.
Soñamos vivir con eso y su padre no lo supo interpretar:
cayó su mano como un rayo.
Me interpeló; su estúpida moral deshizo,
en este infierno, un paraíso; me quiso acorralar.
¡No me quemes la cabeza!
Nena, sos algo especial (como es especial cualquiera)
Pensá como quieras pensar y vestite como quieras
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8. |
Princesa Agonía
04:25
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Un fuerte relámpago y ya está aquí
emergiendo entre las tinieblas.
Se le ha hecho costumbre sobrevivir
(no hay karma como la histeria)
Siempre una diosa, siempre a los tiros;
siempre se enoja y siempre es conmigo.
Igual, sé que me espera:
siempre se desespera si no le consigo.
Vivir esa vida es pasarelear
en equilibrio sobre una cuerda
que no puede ver ni puede ocultar
y que va del amor a la tragedia.
Vino arrancada, fuma explosiva;
otra vez, hoy, no tiene un buen día.
Si se va con otros ¿qué será de nosotros?
Princesa Agonía
Un tonto en su puerta está esperándola con flores
(otro pobre que cree en eso de “perseverar”)
Por más que la adornes no vas a despertar su celo.
Esa mujer nunca pierde
y vos y yo somos dos premios consuelo.
Lúgubre momento: trata –y muere en el intento-
de arrancar las penas que lleva en el cuerpo.
Collar de fantasía, luz de la melancolía
consiguió alcanzar la más alta poesía.
Choca con todo y todo la hiere
“vive que parece que se muere” pensé en un momento.
¿Quién más iba a poder calmar tanto sufrimiento?
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9. |
Belladonna
04:04
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Es tan difícil de explicar como es de fácil entender
que, si se los llego a contar, no lo van a poder creer.
No es que sea mi imaginación: esta y lo puedo presentir.
No hay que buscarle explicación, sólo hay que entregarse a sentir
Podría hacerme el que no lo siento y salir de caza.
Podría bajar hasta la playa, tirarme al sol y ver qué es lo que pasa.
Pero eso vuelve a aparecer y se hace tan presente …
Me marca, me condena; me persigue y me espera.
Y la presa que se acaba de escapar.
Otra vez parado en el mismo lugar.
Métete en mi cama, súbete a mi coche.
Vivamos esta noche y olvidémoslo mañana.
“¿A dónde me queres llevar? volvamos a la fiesta”
dirá en su tono de porteña, disfónica, y me enredará en sus piernas.
Después, irá para el muelle y se perderá en las piedras.
La miro: me enloquece.
Se esconde y reaparece.
Puedo sentir crecer la soledad.
Me vas a olvidar, mañana, en Capital.
Métete en mi cama, súbete a mi coche.
Vivamos esta noche y olvidémoslo mañana
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10. |
El Baile del Turista
04:21
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¿Es esta una raza de gente que pasa
que mira y que sigue como si nada?
¿Qué sólo le importa su parte en la torta,
que haría más pero que no puede nada?
Aunque sé que tiene sentido
no sé por qué siento que se me hace cuento
(cuento conocido)
A veces, cuando vuelvo del trabajo,
veo a los chicos pidiendo en el diagonal.
Yo los miro desde el coche, tan chiquitos en la noche
y con tantos lobos sueltos en la ciudad.
Lo subo al muro y me descargo
porque es más fácil hablar que hacer algo.
“Si ya está todo cagado ¿para qué me voy a preocupar?”
Yo sólo soy turista, yo paso por acá.
Yo miro sin tocar.
Este baile está de moda, se escucha en todas las discoteques.
Este baile es pegadizo: te pega al piso y no te movés.
Es el baile del turista y, aunque no lo quieras ver,
te revelará, en la pista, al egoísta que no creés ser.
Nadie te pide que seas voluntario,
que viajes al Congo a curar malaria.
Pero, ya que estamos en el baile, vamos a bailar.
Si tan sólo pudieras darte cuenta
que a los chicos que la calle alimenta
cuando les cerrás las puertas de todo
les abrís la boca del lobo.
Vos leyendo “Un Mundo Feliz” adentro
y afuera se hace realidad el cuento.
¡Si se trata de criticar a mi juego me han llamado!
¿Quién te va a quitar lo bailado?
Yo sólo soy turista, yo paso por acá.
Yo miro sin tocar
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11. |
Jueces del Desierto
06:05
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De nuevo, como ocurrió antes,
se alza, en muro, la frontera a los inmigrantes.
Los cuerpos en la arena, inertes.
Prosperan hienas y cuervos, hambrunas y pestes.
Dígame usted, juez del desierto,
¿qué condena lo hace feliz?
Risas en el horizonte
¿alguien recuerda que, con dos palitos, puede incendiarse un monte?
Reclutas jugando en los cuarteles;
hoy deciden las barajas quién vive y quién muere.
Otra vuelta de Jägermeister y a ejecutar.
Los muertos del desierto se te cuelgan del cuello.
Te llevan para abajo; no te van a dejar escapar.
El Imperio es una construcción
de la que algunos dudan que se hace presente
cuando un marin de 19 añitos, para divertirse,
te gatilla en la frente.
Mi corazón, en este instante, puedo escuchar.
Los muertos del desierto se te cuelgan del cuello.
Te llevan para abajo; no te van a dejar escapar.
¿Qué marca me dejará la picana? ¿qué color asumirá en mi cuerpo?
Qué terrible es la palabra entregador.
¿Sabés qué es lo que hace la picana? Te deja la marca del Imperio;
convierte tu pesadilla en realidad.
El odio es un fuego; es un viejo sabio y fiero.
Un consejero al que hay que saber escuchar.
Y no dejarse llevar por los disfraces;
no comerse el chantaje del bien y del mal.
Entrego al desierto, esta noche, a cielo abierto
en sacrificio, mi cuerpo impuro en ignición.
Preso de presos y juzgado por injustos
subo a la cruz y me busco en cada corazón.
Crece la hoguera y mi muerte se acelera:
carne, fuego y madera es, ahora, el hijo de Dios.
Condenaron al pueblo a una única salida:
dejar la vida tratando de cruzar el desierto
esquivando los cuerpos.
Te llevan para abajo, te quieren ver bien muerto.
Y acá no hay más misterio: la tumba es el desierto.
¿Cómo no lo estas viendo? la tumba es el desierto
Delante de tus ojos, debajo de tu cuerpo …
… cruzar el desierto
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12. |
Las Causas Perdidas
10:39
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Marchan quebrando las escarchas del invierno.
Marchan librándole batallas al Imperio.
En la sierra y en el mar, allá van los camaradas.
Fueron los días de estudiantes y operarios.
Las utopías, al alcance de los barrios.
Prontos a capitular, allá van los camaradas.
Allá van los camaradas: llevan pólvoras y balas.
Y, en el corazón, sueños de humanidad.
Cayeron las estrellas que siguieron,
que creyeron que estaba, en el horizonte, la libertad;
que alumbraron la oscuridad y que, después, se extinguieron.
Y dejaron una estela en lo que hicieron, en lo que dijeron
y, en el cielo, esta la oportunidad de apuntar arriba al mirar
y sentir que algo se mueve.
Que, todavía, se puede; que, contra miedo y poder, estamos acá.
Y vamos a pelear y a trabajar por alcanzar la primavera
(si es que, ella, aún espera)
Salieron de las cuevas siguiendo el vuelo de esos pájaros de guerra.
Dejaron mil pecados y una velita en cada altar abandonado.
Preñado, el continente parió del vientre un héroe más
que murió entregado, como un criminal.
Y, ahora, ven que estoy volviendo, ven que no era cierto:
me dieron por muerto y, ahora, estoy parado acá.
Esta vez van a escucharme llegar.
Como un héroe de otras vidas, se abre paso entre las ruinas
y un ejército se empieza a levantar.
Regresan los jinetes de la muerte;
próceres ecuestres que van a salvar, a la patria, del mal.
Son, de facto, la autoridad que, soberana, arremete.
Que sitiará al tirano en la Moneda
en una primavera que dará los tanques a la ciudad,
las cadenas al Nacional y, a la calle, los caballos.
Mientras, en Plaza de Mayo, abren fuego los cipayos
y, la explosión, pone en retirada a las palomas, asustadas.
¿Qué pasa, en esta vida, con las causas perdidas?
¿Qué bandera levantará este pueblo?
¿Será mirarnos a la cara y lamentar?
Detrás de las barricadas
se levantan, como espadas, las banderas de la batalla final.
Cayeron las estrellas que siguieron,
que creyeron que estaba, en el horizonte, la libertad;
que alumbraron la oscuridad y que, después, se extinguieron.
Ya demasiado lejos han llegado
con eso de que “fracasó la Revolución”
de que “todo fue una ilusión peligrosa y afiebrada”
Que “no ha servido de nada”
que “sólo trajo miseria y desilusión”
y que fue “una pavada” la Primavera de Praga.
¿Qué pasa, en esta vida, con las causas perdidas?
¿Qué bandera levantará este pueblo?
Será mirarnos a la cara y lamentar no haber entendido nada.
Y empujar la utopía más allá
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