lyrics
No es fácil cerrar un ciclo, ponerle fin a una historia.
Para eso hay que tener suerte; hay que ser fuerte y tener memoria.
Él te propuso un destino y, enamorada, aceptaste.
Cuando quisiste ver, la cosa tomó un camino que no imaginaste.
Mirá si ibas a pensar que ibas a tenerte que acostumbrar
a todo tener miedo: miedo de callarte, miedo de hablar.
Alguien abrió la puerta y el Diablo metió la cola.
Fue verlo y caer en la cuenta de que estabas sola.
Después, él, te maquillaba; te quería como una muñeca.
Te ponía linda como una flor y vos, por dentro, estabas reseca.
Te tapaba los poros pa´que el color se viera parejo.
Un día te despertaste y no te gustó lo que viste en el espejo.
Y te hizo sentir culpable de haber forzado la situación
y era el miedo el que te entregaba, muda, a las garras de ese varón
que te hablaba tan feo, que se ponía tan loco.
Que pudiste escapar y que, eso, no es poco.
Que se apague el mundo, que se prenda el cielo.
Que nos junte el viento y que nos encontremos.
En esta tierra ingrata, llena de culpables
hay tantos sueños rotos como hay miserables.
Y, a veces, la esperanza es una llama
que prende despacito y que, despacito, se apaga.
Un amor es un encanto pero hay que saber cuándo abandonar el barco.
Un día dejaste danza y, a la pileta, no fuiste más.
Tenías marcas en la panza; la gente empezaba a preguntar.
No fuiste más al gimnasio, dejaste la secundaria.
De ahí a no salir de casa no hubo más noches que dos biabas largas.
De un lado, quedó la gente –que cree que no se debe meter-
Del otro, un imbécil que pensó que, a los golpes, se haría querer.
Vos, paradita en el medio … la peor noche de tu vida.
Zapatos en mano, en puntas de pié, tratando de escapar del infierno
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